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domingo, 16 de octubre de 2011

El arte, la cultura, bienes del mundo, no de unos pocos.

Que el museo se caracterice como un conglomerado social, político y económico, no considero que deba impedir que el arte pase a un segundo plano. El arte es algo que considero necesario de paladear con todos los sentidos, y que el acudir a una exposición, conlleve todo lo contrario a esto, es francamente deprimente. Y más cuando los políticos entran en el campo del arte y el museo, para pretender que el votante identifique el éxito del ornamento como el suyo propio o de su partido.
El arte para mí, es algo que debe escapar de todo esto. Porque sino no es arte, es un negocio o un objeto en venta. Sólo pensar en ello me causa náuseas.
La función cultural, tras una infinita variedad de contenidos, más que conllevar un deseo de trasmitir, se ve un como  un saber enciclopédico. Parecido lo expone la autora en su obra, y yo opino de manera similar. Me parece bien que se intente instruir o facilitar información al visitante, pero que esta información releve a las obras en si, a un segundo plano, lo veo una equivocación. Porque sobresatura los sentidos, y evita al que quiere disfrutar, disfrutar como el desea.
Por último, aunque hay mucho que reflexionar, es el tema de que con inversiones y dinero público, se intenten tomar decisiones privadas. Esto es algo que debería erradicarse, pues es una manera de destruirnos a nosotros mismos, y a los bienes culturales humanos.
La cultura, el arte, son de todos, tienen que estar al alcance de todos. No de unos pocos.

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